El caracol de granja presenta mejores condiciones gastronómicas y sanitarias que el caracol silvestre por diversas razones:
- Consigue un tamaño y textura uniforme, al recolectarse en su momento óptimo.
- Es muy carnoso, con un 30% más de masa muscular que el silvestre, de aspecto blanco y textura turgente.
- De sabor similar al silvestre, proporciona uniformidad al plato al estar garantizada la misma alimentación de todos los individuos.
- Aporta la mayor garantía sanitaria, al estar controlado todo su ciclo de vida, y no exponerse a la infinidad de productos fitosanitarios y fertilizantes, utilizados en la agricultura actual, además de otros residuos y contaminantes.